miércoles, 15 de febrero de 2017

Loving

Pelear sin hacer ruido







El conflicto racial en el sur de los Estados Unidos es un tema tan recurrente y rentable para el cine como el holocausto nazi, y, además, acostumbra a ser muy del gusto de quienes preparan el menú de candidaturas a los premios de Hollywood.

Hasta aquí, lo previsible; pues Loving, si algo posee, es el rasgo distintivo de la contemplación y la delicadeza frente a la más acostumbrada visión desgarrada y truculenta de este tipo de historias. Es decir, que no nos vamos a encontrar con un muestrario de latigazos y vejaciones al estilo de 12 años de esclavitud (Steve McQueen, 2013) o Django desencadenado (Quentin Tarantino, 2012), ambas muy recomendables, por cierto. Tampoco, aunque coincide en el contexto histórico, se inclina por desarrollar la trama desde el enfoque reivindicativo y policial de la monumental Arde Mississippi (Alan Parker, 1988).

Esta es la historia real de Richard y Mildred, blanco él, negra ella, a quienes se les ocurrió nada menos que casarse y tener hijos mestizos en la Virginia de finales de los 50, lo que les acarreó arrestos, encarcelamientos y hasta el destierro. Como el paranoico apocalíptico de Take shelter o el marginado zarrapastroso de Mud, este Richard Loving es un tipo con el que Nichols se maneja a la perfección. Un hombre sencillo, rudo, algo taciturno pero bondadoso en su simpleza, alguien que solo desea vivir con los suyos sin molestar a nadie, que no quiere alcanzar la fama ni ser la cabeza visible de ningún movimiento social. No es una trama especialmente novedosa, salvo por el hecho peculiar de que ese personaje central, ese señor común amenazado por la sinrazón y los prejuicios, es esta vez un hombre blanco. Y tiene su mérito que un relato que aborda la lucha de una pareja por defender su dignidad y sus derechos durante una década prescinda de exabruptos y golpes de efecto, y, aun así, logre transmitir lo que se propone llegando hasta las mismas entrañas.

Es, pues, una película intimista y emotiva, pero de ritmo reposado, así que cuidado con quienes esperen lágrimas por aspersión y fuertes sacudidas, porque no hallarán nada de eso. Encontrarán, a cambio, una manera sutil de conmover con un manejo minucioso y calculado de los momentos cumbre de esta odisea verídica.

Ruth Negga es candidata este año al Oscar con todo merecimiento. Joel Edgerton debería estar también nominado, y no solo por su interpretación en esta película. Ya puestos, aprovecho para recomendar su opera prima como director, El regalo, estrenada el verano pasado sin demasiado entusiasmo y, por supuesto, ignorada en todas las listas de aspirantes a galardones y reconocimientos del gremio, aunque, para el que suscribe, se trate de una de las mejores películas de 2016. Ahí lo dejo.


Director: Jeff Nichols
Guion: Jeff Nichols
Intérpretes: Joel Edgerton, Ruth Negga, Michael Shannon
País: Estados Unidos


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