martes, 12 de diciembre de 2017

En realidad, nunca estuviste aquí

Postureo y blasfemia






Atención, nuevo engaño a la vista. Esta película no es ni por asomo nada de lo que su promoción pretende sugerir. La invocación de figuras casi sagradas como Taxi Driver (Martin Scorsese, 1976) podría ser calificada directamente de blasfemia.

No es tanto un problema de planteamiento como de resolución. Con los ingredientes de esta historia es imposible no acordarse de Taxi Driver, o de Drive (Nicolas Winding Refn, 2011), o aun de Leon (Luc Besson, 1994), pero todo se queda en un parecido efímero y superficial.

Como Drive, comienza demasiado ceñuda y afectada, y uno espera que, llegado cierto punto de la trama, la cosa se anime. Da la impresión de que así era sobre el papel en el que se escribió el guion, pero nada de eso se transmite a la pantalla.

Es sobre todo una película lastrada por el tratamiento erróneo de la violencia. No es que yo quiera que los directores sean todos unos carniceros (que nadie se espante). La violencia fuera de plano puede ser un recurso muy eficaz, siempre y cuando sepamos trasladar la tensión al lado visible de la película (Haneke y Tarantino lo hacen muy bien, por ejemplo).

Aquí la directora parece esforzarse tanto en no mostrarnos la gresca y la chicha que al final el empeño resulta impostado en vez de “artístico”. A veces recurre al fuera de plano, otras a elipsis abruptas, y otras a eufemismos técnicos como distorsionar la imagen o suprimir el sonido (o ambos a la vez). Insisto: si el referente pretendido es Taxi Driver, mejor haber optado por un tratamiento a los Scorsese, digo yo.

La pena es que podría haber sido un buen thriller, y acaba siendo una decepción por el hecho de querer abarcar más, de pretender no sé qué lectura filosófica o espiritual o lo que sea, que da igual porque sobra y satura y aburre.

Solo en la secuencia final parece revivir el espíritu de Travis Bickle, pero enseguida lo estropea con una coda innecesaria y producto, supongo, de sus anhelos líricos (qué manía le está dando a todo el mundo con ser poeta cuando no toca). 





Director: Lynne Ramsay
Guion: Lynne Ramsay (basado en la novela de Jonathan Ames)
Intérpretes: Joaquin Phoenix, Alessandro Nivola, John Doman, Judith Anna Roberts
País: Reino Unido

martes, 5 de diciembre de 2017

El autor

La verdad la carga el diablo





Hay películas que te gustan y te apetece recomendar; hay otras que no recomendarías aunque a ti te apasionen; también las hay que no te dicen gran cosa pero sabes que podrían gustar a mucha gente, y están igualmente las que detestas sobre todo porque todo el mundo las adora. En fin, habría más posibilidades, claro, pero el caso es que El autor es en mi opinión una de las mejores películas que he visto este año, y sin embargo no sé si todos los espectadores la estarán recibiendo con el mismo entusiasmo.

A lo mejor es porque trata sobre algo por desgracia minoritario o acaso menos popular hoy que años atrás. Hablamos de la narrativa, de la ficción, del arte o la habilidad para contar historias, un tema que la emparenta con otras grandes películas recientes como En la casa (François Ozon, 2012), Ruby Sparks (Jonathan Dayton y Valerie Faris, 2012) y El ciudadano ilustre (Mariano Cohn y Gastón Duprat, 2016).

Pero tranquilos. Esta vez no va de escritores glamurosos o malditos que buscan la fama o la inmortalidad; el cine está lleno de clichés sobre el oficio literario que, aparte de embusteros en no pocas ocasiones, acostumbran igualmente a ser cargantes, afectados o excesivamente endogámicos.

Partiendo de una novela de Javier Cercas, Martín Cuenca construye una especie de cuento envenenado y retorcido sobre la envidia, la venganza, la manipulación y las ganas de ser alguien, representado en la figura de un personajillo impagable con el que Javier Gutiérrez se marca un (otro más) papelón antológico.

Un empleado de notaría corroído por la envidia de ver a su mujer convertida en una exitosa novelista decide demostrar que él también es capaz de escribir un best-seller. Su profesor de escritura creativa le aconseja hurgar en la cotidianidad para encontrar la materia prima ideal y dar con una de esas historias en las que el tópico afirma que la realidad supera a la ficción. Sin saberlo, sus vecinos se convertirán de repente en figurantes al servicio de su proyecto.

Aunque Gutiérrez se merienda la función hasta las migajas, justo es destacar también lo bien dibujados e interpretados que están los secundarios, donde tal vez solo una María León más encorsetada de lo normal no parece del todo cómoda.

Después de la sórdida y algo ensimismada Caníbal, Manuel Martín Cuenca sorprende con esta obra cáustica, intrigante y entretenida; cine que te hace pensar y pasártelo bien. Queremos más como esta, por favor.



Director: Manuel Martín Cuenca
Guion: Manuel Martín Cuenca, Alejandro Hernández (basado en la novela de Javier Cercas)
Intérpretes: Javier Gutiérrez, Antonio de la Torre, Adelfa Calvo, María León
País: España