jueves, 4 de mayo de 2017

John Wick. Pacto de sangre

Mafia 2.0






Si alguien piensa que los manierismos de la saga Matrix pueden provocar agujetas, no quiero ni imaginar cómo estarán los huesos de Keanu Reeves después de haber interpretado ya dos veces a este John Wick, vengador pertinaz e indestructible, artista del volante y de la pistola, un fulano que se ríe menos que Michael Haneke y que es todo un chollo para los amantes de la artillería y la adrenalina en pantalla panorámica.

Lo que cuenta la película es lo de menos. La trama argumental es un mero pretexto para saltar de persecución en persecución y de pelea en pelea, y en este caso tanto el ruido como las nueces son de primera, con un uso de los efectos digitales que, en vez de alejarnos de lo tangible en beneficio de la estética del videojuego, rescata a menudo la descarnada fisicidad de aquellos rudos filmes policiacos de los 70. Y que nadie —obvio— pretenda escarbar en busca de la hondura de los personajes, que no va de eso, aunque Wick sea un viudo atormentado y sus enemigos una retahíla de villanos megalómanos y pomposos.

Ahora parece que haya la obligación de definir las películas con la jerga sofisticada del marketing o con algún anglicismo de nuevo cuño, pero John Wick. Pacto de sangre es lo que toda la vida se ha llamado una peli de tiros —no nos compliquemos más—, y, por fortuna, el desequilibrio que provoca que abunden más las escenas de acción (fabulosas y brutales) que las de transición (anodinas, casi siempre) puntúa, y mucho, a favor del espectáculo.

No alcanza, por supuesto, el nivel de las últimas entregas de 007 o Misión Imposible, y tal vez sea demasiado ceñuda tratándose, al fin y al cabo, de un tebeo violento y vertiginoso —aunque asoma de vez en cuando un tinte oscuro de humor, no es tan descaradamente sarcástica como Kingsman: Servicio Secreto (Matthew Vaughn, 2014)—; aun así, sin saber del todo dónde acaba el homenaje y empieza la parodia —o viceversa—, se trata de una de las películas de acción más disfrutables de los últimos tiempos. Poca broma (o mucha, según se mire).


Director: Chad Stahelski
Guion: Derek Kolstad
Intérpretes: Keanu Reeves, Riccardo Scamarcio, Common, Ian McShane, Ruby Rose, Claudia Gerini, Franco Nero, Lawrence Fishburne, John Leguizamo
País: Estados Unidos



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