viernes, 12 de enero de 2018

Star Wars: Los últimos jedi

Desequilibrio en la fuerza






Hay dos tipos de espectadores de Star Wars: aquellos para los que la primera película de la saga es La guerra de las galaxias, y aquellos para los que esa misma película se llama Episodio IV: Una nueva esperanza.

Como yo soy de los primeros —de los que hicieron hace cuarenta años la cola kilométrica en el Real Cinema de la plaza de Ópera de Madrid—, ver cada nueva entrega del serial galáctico se parece a ir al concierto de un grupo de rock al que sigues desde hace mucho: sabes que la actuación es una excusa para presentar el nuevo disco, pero en el fondo vas porque esperas que terminen tocando las canciones de siempre.

O sea, que quiero persecuciones de naves por esos cielos remotos, y luchas de sables chisporroteando, y tiroteos entre rebeldes e imperiales, y ruido, pirotecnia, velocidad, hiperespacio, todo eso que ya no aporta nada nuevo pero que es la razón por la que repites aunque te lo sepas de memoria.

Los cuarenta minutos finales de Los últimos Jedi son eso, y los disfruto sinceramente, pero tengo que pasar más de una hora y media bastante desequilibrada y que roza a veces lo tedioso, producto quizá de una época en la que el público pide hobbits, Narnias, corredores de laberintos y juegos de hambre; esto es, una época en la que se buscan sobre todo adeptos o frikis, que son más rentables fuera del cine que dentro. Bienvenidos a la religión del merchandising (de hecho, y si mal no recuerdo, es en esta película donde por primera vez se alude a los jedi como “religión” u “orden religiosa”… con la iglesia hemos topado, amigo Skywalker).

Aparte de que la nostalgia es dañina e injusta como ingrediente de cualquier análisis crítico (reconozcámoslo, cuarentones y cincuentones del mundo), creo que las nuevas y las futuras prolongaciones de la saga creada por George Lucas acarrearán el lastre de tener que ir prescindiendo de los personajes de siempre, de los más carismáticos, que bien han desaparecido —Darth Vader, Han Solo— o bien han quedado reducidos al cameo o el guiño glorioso —Chewbacca, C3PO, Joda, R2D2—, con la intriga de saber cómo se tratará el material filmado de la fallecida Leia/Carrie Fisher y en qué quedará la reaparición de Luke Skywalker tras esta penúltima entrega.

Me cuesta imaginar cuál sería la impresión de un espectador virgen, de alguien que jamás haya visto antes una película de la familia Star Wars —¿quedará alguno?—, e incluso me planteo si ha llegado el momento de jubilarse con honores y quedarnos con un bonito recuerdo, no vayamos a convertir un idílico amor de verano en un divorcio de destrucción masiva. O, si preferís el símil cinematográfico, no convirtamos La guerra de las galaxias en La guerra de los Rose.



Director: Rian Johnson
Guion: Rian Johnson
Intérpretes: Daisy Ridley, John Boyega, Adam Driver, Óscar Isaac, Mark Hamill, Carrie Fisher, Benicio del Toro
País: Estados Unidos

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