lunes, 8 de enero de 2018

Perfectos desconocidos

Mi amigo el “modo avión”






De mi admiración por Álex de la Iglesia lo dije casi todo allá por abril, cuando reseñé El bar, así que hoy me centraré solo en las virtudes de Perfectos desconocidos, que son muchas aunque se trate de un remake y el director vasco haya renunciado por una vez a determinadas secciones (en especial, la de casquería) de su habitual mercado de abastos narrativos.

Por resumir: un escenario prácticamente único al que se le saca sin embargo el mayor de los dinamismos y se le añade una inquebrantable y creciente tensión; un plantel de personajes que son nosotros mismos y nuestra estupidez contemporánea (a medida que los teléfonos son más inteligentes, sus usuarios parecemos más lerdos), que representan nuestros prejuicios no superados y nuestra dependencia enfermiza de la tecnología portátil, lo que supone a la vez la degradación máxima de la en otros tiempos sagrada intimidad.
El mejor amigo del hombre ya no es el perro… es el “modo avión”.

Comedia costumbrista y a ratos negra, siempre con un punto de mala baba y de cierto desafío (cuidado con reírte de este o de esta, porque a lo mejor el siguiente gag te retrata a ti), con hechuras teatrales pero ritmo cinematográfico, y con unos actores fantásticos que dejan a los premios Goya a la altura de la final de Gran Hermano VIP (ni una sola candidatura —tampoco para el reparto de El bar—, lo que hace pensar en secuelas o aun represalias por el pasado de Álex de la Iglesia como director de la academia).

Llegó a las salas hace más de un mes y ha sobrevivido al aluvión de estrenos navideños; vamos a pensar, ya sea por una vez, que el público es sabio.


Director: Álex de la Iglesia
Guion: Jorge Guerricaechevarría, Álex de la Iglesia (remake de la película de Paolo Genovese)
Intérpretes: Eduard Fernández, Belén Rueda, Ernesto Alterio, Juana Acosta, Eduardo Noriega, Dafne Fernández, Pepón Nieto
País: España


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