Aunque
nunca he visto sus éxitos televisivos El
Ala Oeste de la Casa Blanca y The
newsroom, tengo en buena estima a Aaron Sorkin por ser el guionista de películas
como Algunos
hombres buenos (Rob Reiner, 1992), Malicia (Harold Becker, 1993), La
guerra de Charlie Wilson (Mike Nichols, 2007), Moneyball (Bennett
Miller, 2011), Steve Jobs (Danny Boyle, 2015) y La red social (David
Fincher, 2010). Su estilo, además, ha dejado visos de eso que se llama crear
escuela, y se advierte su influencia en otros títulos muy notables como In
the loop (Armando Iannucci, 2009) o El caso Sloane (John
Madden, 2016).
Ahora
debuta como director con Molly’s game, biografía de una niña
que fracasó como futura campeona de esquí para consagrarse como la Amancio
Ortega del póker, por así decir. La buena noticia, creo yo, es que no hace
falta haber jugado al póker, ni conocer sus reglas ni siquiera distinguir los
palos de la baraja para entrar en la historia y dejarse llevar, no tanto por
una intriga trepidante como por un vagón de la montaña rusa.
Pese
a haber pasado a dirigir el cotarro, se nota que Sorkin es sobre todo un
escritor. Para empezar, la película consigue un ritmo endiablado sin necesidad
de acción: donde otros usan armas de fuego y persecuciones, él tira de frases
lapidarias, contrarréplicas y forcejeos dialécticos.
Por
otra parte, recurre a un montaje de aroma scorsesiano, a lo Casino
o El
lobo de Wall Street (obras con las que comparte ciertas semejanzas de
tema y de espíritu), incluida la narradora en off de principio a fin.
También
es aficionado Sorkin a colar la cita de turno, y es verdad que a veces encaja
bien (“Churchill definía el éxito como el acto de ir de fracaso en fracaso sin
perder el entusiasmo”), y otras chirría una pizca (las referencias mitológicas,
los deberes literarios que el abogado interpretado por Idris Elba le encarga a
su hija…).
Su
mayor debilidad está quizá en la excesiva fidelidad al material original (no
olvidemos que se basa en la autobiografía de la propia protagonista), ya que
sorprende que esta Molly que es siempre la más hábil, la más inteligente y la más
astuta, se marque “un Pantoja” (o un Infanta Cristina) cuando le nombran las
conexiones de su negocio con la mafia rusa.
Por
lo demás, un entretenimiento recomendable para quien disfrute de los buenos
diálogos, con una Jessica Chastain formidable y un metraje que, aunque se suma
a la moda actual de desafiar a la vejiga del espectador medio, pasa a toda
velocidad sin tiempo apenas de mirar el reloj.
Director: Aaron
Sorkin
Guion: Aaron
Sorkin (basado en el libro de Molly Bloom)
Intérpretes: Jessica
Chastain, Idris Elba, Michael Cera, Kevin Costner
País: Estados
Unidos