martes, 20 de junio de 2017

El caso Sloane

Sorkin contra Colt






A veces se me olvida por qué no me interesa la política. Por qué me aburre tanto y me da esa pereza inmensa. Por qué me asquea y me espanta. No hablo —obvio— de leer a Maquiavelo, a Platón, a Marx o a Voltaire. Me refiero al seguimiento de la competición entre los partidos que aspiran a la conquista de la Moncloa o de su terruño patriótico, a esa actualidad cansina y tendenciosa que embadurna de corruptelas y exabruptos las páginas de los periódicos y las pantallas de televisión. Esa eterna martingala que provoca, por ejemplo, que un truñardo majestuoso como Pàtria (Joan Frank Charansonnet, 2017) se cuele con cierta holgura en una cartelera siempre abigarrada y por lo normal restringida, y desencadene además oleadas reivindicativas (con un uso torticero de la palabra “épica”) de un público al que el cine le importa medio carajo.

Por suerte quedan películas que muestran la realidad política con ingenio y sin insultar la inteligencia del espectador, como la comentada aquí hace una semana, Norman, el hombre que lo conseguía todo (Joseph Cedar, 2016), o la que hoy nos ocupa, El caso Sloane, la última obra de John Madden, un director de demostrada solvencia al que quizá le pesó en exceso el sobredimensionado reconocimiento de Shakespeare in love (1998).

Y sí, la política es la sustancia dramática principal de esta película, que no obstante opta por los recursos clásicos de la intriga judicial para que la trama vaya avanzando a golpe de falsa apariencia y giro inesperado hasta el mismísimo y tautológico final.

La Sloane del título —una Jessica Chastain en su oscarizable salsa— se gana los cuartos como lobista, esto es, asesora de grupos de influencia, un rol alejado de los menesterosos abogados de oficio o los gacetilleros idealistas en busca de Watergates que suelen protagonizar este tipo de historias. Primer tanto, pues, para Madden y su guionista Perera: la heroína es, de entrada, un personaje más bien antipático, una profesional ambiciosa y no siempre buena compañera, una trepa que vive solo para medrar y ganar, sin una familia a la que abrazar cada noche a la vuelta del trabajo para ablandar el corazón del espectador medio (lejos de ello, los exiguos resquicios de vida privada que se puede permitir, los llena a base de maromos de alquiler).

Pero sucede que un día le proponen poner su eficiencia al servicio de fulanos que sueltan perlas como “Dios creó a los hombres, y Samuel Colt los hizo iguales”, y a partir de aquí, si no nuestra simpatía, la temeraria y resuelta Sloane se gana al menos nuestra empatía. Es decir, que asume bajar unos cuantos peldaños para pasarse a la modesta competencia y convertirse en contrincante de Goliat, con un par de ovarios.

Contra la munición de los revólveres y las soflamas reaccionarias, Perera arma su guion con ráfagas de diálogos cínicos y vitriólicos (la sombra del venerado Aaron Sorkin es alargada), y de paso nos recuerda que en Texas son ilegales los consoladores, pero cualquiera puede adquirir un fusil en el Carrefour de turno igual que un paquete de macarrones; o bien que mucha gente acepta tener que esperar hasta seis meses para el resultado de una radiografía, pero se pone muy nerviosa si los controles de seguridad demoran un par de días la entrega de su pistola, su escopeta, su metralleta o su trabuco.

Siempre que sale a colación este tema me acuerdo de una escena de la película El escándalo de Larry Flynt (Milos Forman, 1996), en la que el señor del título, magnate del negocio de la pornografía, le contaba a su público durante una conferencia algo más o menos parecido a esto: matar es ilegal; si matas a alguien vas a la cárcel o eres ejecutado. Pero si fotografías un asesinato, es más que probable que esa foto vaya en portada de una revista y hasta puedan darte un premio Pulitzer por ella. El sexo es legal. Todo el mundo lo practica en su casa y nadie va a la cárcel por ello. Pero si publicas en tu revista una foto de un desnudo o de alguien practicando sexo te denunciarán, o te multarán, o puede que vayas incluso a la cárcel.


Director: John Madden
Guion: Jonathan Perera
Intérpretes: Jessica Chastain, Mark Strong, Gugu Mbatha-Raw, Michael Stuhlbarg, John Lithgow, Jake Lacy, Sam Waterston
País: Estados Unidos

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