jueves, 1 de junio de 2017

Déjame salir

Adivina quién sale vivo esta noche





Una sorpresa, y de las buenas. Una lección de cómo meterte el canguelo en el cuerpo durante una hora y pico sin que sepas realmente qué está pasando hasta el mismísimo final. Mejor dicho: sabes que algo ocurre y que algo aún peor va a ocurrir, pero no sabes qué es ni por qué. Es fácil escribirlo (a mí me ha costado apenas tres líneas), pero ponerlo en práctica y proyectarlo en una pantalla está solo al alcance de unos pocos.

Como Polanski en la memorable La semilla del diablo (1968), el debutante Jordan Peele arma una atmósfera inquietante y un punto morbosa valiéndose de un escenario casi único y de una reunión social. Si se hace bien, no es necesario nada más. De hecho, dos de las mejores películas que vi el año pasado fueron El regalo (Joel Edgerton, 2016) y La invitación (Karyn Kusama, 2015), parecidas a Déjame Salir en su concepción de la intriga como un juego de estrategia para el que se requieren paciencia y neuronas, y en las antípodas, pues, de la tendencia excesiva a llevar al límite el botón del volumen y marear al espectador con revoltijos demoniacos y semi oníricos.

Ya sé que soy pesado con esto y que siempre digo lo mismo, pero, por favor, id a verla sin informaros, sin ver trailers ni leer reseñas infectadas de spoilers.

Adelanto lo mínimo que se puede contar: el protagonista es un chico negro que se enfrenta al trago de ser presentado a su familia política, la cual desconoce su peculiaridad racial, hecho que le preocupa por mucho que su novia insista en que el padre “habría votado a Obama una tercera vez si hubiera podido”. En plena convulsión mediática por las mamarrachadas racistas de Trump, no cabe concebir una película más oportuna. Peele no renuncia nunca a los ingredientes imprescindibles del thriller, pero se las apaña para que su historia adquiera una dimensión mucho más profunda y satírica sin sacrificar por ello el entretenimiento.

Ya está. A partir de aquí, preparaos para asistir a un juego de sospechas y rarezas manejado con temple y sutileza, sazonado con gotas de humor negro esporádico, y más que sobrado para crear el clima de intriga necesario y (aquí el mérito principal) mantenerlo durante 90 minutos, tiempo en el que a uno le da para pensar de todo. En el último cuarto de hora se destapa todo el tinglado y Peele nos regala un fin de fiesta para relamerse, si es que acaso alguien se había quedado con hambre. 

  

Director: Jordan Peele
Guion: Jordan Peele
Intérpretes: Daniel Kaluuya, Allison Williams, Catherine Keener, Bradley Whitford
País: Estados Unidos

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