Aullidos (Joe
Dante, 1981) fue una película de terror de los 80 que muchos vimos directamente
en videocasete, y quizá por ello se convirtió en una especie de clásico underground, una de esas piezas que se
asumen como cutres pero que al mismo tiempo poseen algo irresistible dentro de
su esperpento, o incluso lo que muchos gustan en llamar placer culpable (antológica
su última frase: “Una hamburguesa… poco hecha”). Sea lo que sea, no es de esta
película de lo que nos toca hablar hoy.
El
título de la entrada viene por las tres canciones que comparto aquí con
vosotros, en las cuales el aullido tiene tal protagonismo que diría que llega a
ocupar el lugar que, en condiciones normales, debería pertenecerles a la
melodía o la letra.
La
primera, Werewolves of London, de El color del dinero (Martin Scorsese, 1986). La segunda, Woo Hoo, de Kill Bill Vol. 1 (Quentin Tarantino, 2003). La tercera, Please Mr.
Kennedy, de Inside Llewyn Davis (Joel Coen y Ethan Coen, 2013); en esta, más que aullidos, lo que nos ofrecen Oscar Isaac, Justin Timberlake y (sobre todo) Adam Driver, es una portentosa exhibición de gemidos y guturalismos.
Que
ustedes lo aúllen de placer.
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