Vivimos
una época en la que el paso del tiempo no se mide por el discurrir del
calendario, sino por el ritmo de avance de la tecnología. Imagino por ello que a
los productores de Life les debe de parecer una antigualla antediluviana el clásico
Alien.
El octavo pasajero (Ridley Scott, 1979). De otra manera, no se entiende
que, para empezar, esta película no se anuncie como un remake (o, si se quiere quedar mejor, como un homenaje explícito),
ya que pocas veces recuerdo haber visto un calco de intenciones tan flagrante.
De
intenciones, insisto. Los resultados son otro cantar.
No
digo que Life sea una mala película; sinceramente no me lo parece. Su
mayor inconveniente está en la ausencia total de sorpresa, ya que lo que
muestra y cuenta lo mostró y lo contó mucho mejor Ridley Scott hace casi
cuarenta años. Parece mentira que hasta los efectos visuales salgan perdiendo
en comparación con el clásico de la ciencia ficción alienígena, pero me temo
que así es. De hecho, cuando más brilla Life en lo técnico es cuando se
acerca a otro éxito reciente, Gravity (Alfonso Cuarón, 2013),
aunque vuelva a salir perdiendo en el paralelismo.
Otro
tanto sucede con los personajes, empezando por los humanos, sobre los que
planea la sombra de la carismática Ripley, cuya dimensión icónica está a la
altura de la de Vito Corleone, Indiana Jones, Hannibal Lecter o Han Solo;
palabras mayores. En cuanto a la criatura, nada que hacer frente al monstruo
que ideó Stan Winston, que es en sí mismo y por mérito propio la antonomasia y
la metonimia del extraterrestre cinematográfico (del malo, claro; la del bueno
sería E.T.).
Para
quien no haya visto nunca Alien. El octavo pasajero seguro que
la película de Espinosa le regala una buena dosis de tensión, misterio y algo
de canguelo cósmico. A los demás, nos queda un pasatiempo en el que nos
entretenemos sobre todo jugando a las adivinanzas (y acertando de pleno): quiénes
morirán y en qué orden, cuándo vendrán los sustos, etc.
Una
cosa hay que reconocer, y es que el desenlace está mejor gestionado de lo que
uno espera después de tanto déjà vu. Es
el típico final que los tiquismiquis y los críticos fundamentalistas tacharían
de “tramposo”, pero con esto pasa lo mismo que con los trucos de magia: ya
sabemos que son trampas (nos ha jodido), ya sabemos que Juan Tamariz no tiene
superpoderes… ¿y? Pues eso. Que quien quiera, que vuelva a ver Alien,
y comprobará lo bien que envejecen algunas películas y por qué es conveniente
saber diferenciar entre una obra antigua, sin más, y una obra clásica.
Director: Daniel
Espinosa
Guion: Rhett
Reese, Paul Wernick
Intérpretes: Jake
Gyllenhaal, Rebecca Ferguson, Ryan Reynolds, Hiroyuki Sanada
País: Estados
Unidos
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