Hay
películas que te gustan y te apetece recomendar; hay otras que no recomendarías
aunque a ti te apasionen; también las hay que no te dicen gran cosa pero sabes
que podrían gustar a mucha gente, y están igualmente las que detestas sobre
todo porque todo el mundo las adora. En fin, habría más posibilidades, claro,
pero el caso es que El autor es en mi opinión una de las mejores películas que he
visto este año, y sin embargo no sé si todos los espectadores la estarán
recibiendo con el mismo entusiasmo.
A
lo mejor es porque trata sobre algo por desgracia minoritario o acaso menos popular
hoy que años atrás. Hablamos de la narrativa, de la ficción, del arte o la
habilidad para contar historias, un tema que la emparenta con otras grandes
películas recientes como En la casa (François Ozon, 2012), Ruby
Sparks (Jonathan Dayton y Valerie Faris, 2012) y El ciudadano ilustre (Mariano
Cohn y Gastón Duprat, 2016).
Pero
tranquilos. Esta vez no va de escritores glamurosos o malditos que buscan la
fama o la inmortalidad; el cine está lleno de clichés sobre el oficio literario
que, aparte de embusteros en no pocas ocasiones, acostumbran igualmente a ser
cargantes, afectados o excesivamente endogámicos.
Partiendo
de una novela de Javier Cercas, Martín Cuenca construye una especie de cuento
envenenado y retorcido sobre la envidia, la venganza, la manipulación y las
ganas de ser alguien, representado en la figura de un personajillo impagable
con el que Javier Gutiérrez se marca un (otro más) papelón antológico.
Un empleado de notaría corroído
por la envidia de ver a su mujer convertida en una exitosa novelista decide demostrar
que él también es capaz de escribir un best-seller. Su profesor de escritura
creativa le aconseja hurgar en la cotidianidad para encontrar la materia prima
ideal y dar con una de esas historias en las que el tópico afirma que la realidad
supera a la ficción. Sin saberlo, sus vecinos se convertirán de repente en
figurantes al servicio de su proyecto.
Aunque Gutiérrez se merienda la
función hasta las migajas, justo es destacar también lo bien dibujados e
interpretados que están los secundarios, donde tal vez solo una María León más
encorsetada de lo normal no parece del todo cómoda.
Después de la sórdida y algo
ensimismada Caníbal, Manuel Martín Cuenca sorprende con esta obra cáustica,
intrigante y entretenida; cine que te hace pensar y pasártelo bien. Queremos
más como esta, por favor.
Director: Manuel
Martín Cuenca
Guion: Manuel
Martín Cuenca, Alejandro Hernández (basado en la novela de Javier Cercas)
Intérpretes: Javier
Gutiérrez, Antonio de la Torre, Adelfa Calvo, María León
País: España
No hay comentarios:
Publicar un comentario